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Kafka: «El Proceso y Josef K»

diciembre 5, 2010

 

Josef K. y su depresivo Existencialismo.

Adentrémonos, para comenzar, en la terminología y semántica a utilizar, y en primer lugar, en el uso que hago del término existencialismo a la hora de abordar la obra y su protagonista.

Partamos de que el existencialismo mantiene como postulado fundamental a los seres humanos, de una forma individual, ya que son ellos los que crean el significado y la esencia de sus vidas.

A dicho existencialismo se le considera una corriente, movimiento o serie de doctrinas filosóficas y culturales que tiene por objetivo y disciplina, el análisis y la descripción del sentido individual de la vida humana en cuanto se “existe”. Sostiene que el existente humano piensa, actúa, se refiere y relaciona consigo mismo, con su propia trascendencia, con sus contradicciones y sus angustias. El <<pienso luego existo>> cartesiano adquiere aquí su más elevado valor. Para el pensamiento existencialista el individuo no es una porción mecánica o “parte” de un todo, sino que el hombre es en sí una “integridad” libre por sí misma. Esta doctrina filosófica considera qué es la existencia del ser humano libre y qué es lo que define su esencia, en lugar de entender que su esencia o condición humana determina su existencia. En el caso de Josef K, veremos como ese existencialismo que le compone a cada línea está huérfano de dicha libertad (entendida como, la facultad que tiene el ser humano de obrar o no obrar según su inteligencia y antojo.*[1]). Josef, aunque aparentemente es el causante de su situación al abandonarse a ella, está esposado a ese devenir de acontecimientos hasta el colofón de su fatídico desenlace.

De esta forma, como vengo diciendo, para esta corriente del pensamiento la existencia del ser humano no es nunca un objeto sino que, desde el momento que el ser humano es capaz de generar pensamiento existe; en consecuencia el reconocimiento de esa existencia tiene primacía y precedencia sobre la esencia. No obstante, la existencia del hombre puede ser inauténtica o falsa si éste renuncia a su libertad. La carencia de libertad es carencia de existencia. En un sentido estricto para el existencialismo las cosas materiales en cambio «son», pero no «existen». En el sentido de la tesis de Ide, Josef K, ateniéndonos a esto, sería inexistente ya que no parece poseer dicha libertad. Aunque de alguna manera su proceso es originado por él y finalizado en él. Vemos a un Josef K del que únicamente se nos presentan unas circunstancias concretas por las que se pasea él mismo mostrándoselas así al lector. Estas mentadas circunstancias parecen ser el sentido del proceso que vive, pero a medida que avanzas en su lectura, ves que sólo hablan de Josef K, no hablan ni de su inocencia en tal proceso, ni la causa por la que es juzgado.

El existencialismo implica que el individuo es libre y, por ende, totalmente responsable de sus actos. Esto incita en el ser humano la creación de una ética de la responsabilidad individual. Es aquí donde Kafka hurgará en la dualidad entre lo ético y lo bueno. En capítulos como ‘El azotador’, donde Josef se encuentra entre la difícil comunión de ser fiel a una ética judicial y los límites de la maldad, con unos azotados que bien pisarían a su homónimo por salvarse de los azotes. Con ello demuestra la fina separación entre lo bueno y lo ético.

Desde una interpretación existencialista, observamos un Josef K que deviene de sus actos, de sus pensamientos. Se muestra al tiempo que se construye. Como el propio proceso de creación que tuviese Kafka al hacer la novela, y en concreto, este personaje.

Tengamos en cuenta que según el filósofo e historiador de la filosofía Nicola Abbagnano, «Se entiende por existencialismo toda filosofía que se conciba y ejercite como análisis de la existencia siempre que por «existencia» se entienda el modo de ser del hombre en el mundo. La relación hombre-mundo es, pues, el único tema de toda filosofía existencialista (…) Los antecedentes históricos más cercanos del existencialismo son la fenomenología de Husserl y la filosofía de Kierkegaard.» El propio Abbagnano considera pensadores fundamentales de esta corriente a Heidegger, Jaspers y Sartre, al que podríamos clasificar como “el padre” de dicha tesis. Josef K no sería el mismo sin su proceso, por ello tanto el proceso como él, se devienen en sí mismos. Son partes de la totalidad del personaje.

“En el punto de partida no puede haber otra verdad absoluta de la conciencia captándose a sí misma”.*[2]

Sartre rechaza lo mismo que Heidegger, una determinación apriorística, o sea, que proceda de conocimientos a priori, de la esencialidad del ser humano por delante de su existencia. Sólo en la existencia puede proyectarse fácilmente por la propia decisión del hombre. Este hombre no es ni avanza más allá de lo que él se hace.

En la comprensión heideggeriana, el hombre es un ente abierto al ser, pues sólo a él «le va» su propio ser, es decir, mantiene una explícita relación de co-pertenencia con él. La forma específica de ser que corresponde al hombre es el «ser-ahí», Dasein*[3], en cuanto se halla en cada caso abocado al mundo, lo cual define al «ser-ahí» como «ser-en-el-mundo» (según traduce José Gaos).

La distinción de la filosofía moderna, desde Descartes, entre un sujeto encerrado en sí mismo y que se enfrenta a un mundo totalmente ajeno es inconsistente para Heidegger: el ser del hombre se define por su relación con el mundo, relación cuya forma de ser no consiste en un «comercio» entre sujeto y objeto, o en una teoría del conocimiento que también los implique, sino que es propia de la existencia (Dasein) como «ser-en-el-mundo», y encuentra su fundamento ontológico en el «Cuidado» (Rivera) o «Cura» (Gaos). Estas categorías le sirven para comprender por dónde pasa la diferencia entre una vida auténtica, que reconozca el carácter de «decadencia» que tiene la existencia (propiedad), es decir, la imposibilidad de dominar su fundamento (el ser), y una vida inauténtica o enajenada, que olvida el ser en nombre de los entes concretos (impropiedad). Esta vida inauténtica, que diría Heidegger, sería el caso de Josef K desde la perspectiva de Benjamin, o incluso, Ide.

Por el contrario, Dasein expresa bien el hecho de que la existencia no se define sólo como rebasamiento que trasciende la realidad dada en dirección de la posibilidad, sino que este metapasamiento es siempre metapasamiento de algo, está siempre situado, está aquí. Existencia, Dasein, ser-en-el-mundo, son sinónimos. Los tres conceptos indican el hecho de que el hombre está “situado” de manera dinámica, es decir, en el modo del poder ser. En la acción de estar haciendo algo la experiencia se vuelve transitiva, lo cual nos coloca en situaciones que al estar experimentando eso lo hacemos en directo y sin elucubraciones intelectuales —a menos que la misma experiencia sea cognitiva—.

Recordemos como Josef K nos viene expuesto. Es él en función de lo que hace, de cómo indaga sobre sí mismo y las acciones que le llevan a ser quien es. Como sus visitas a los lugares donde se desarrolla su propia trama. El proceso en el que se ve inmerso, es al mismo tiempo la explicación de quien es él. A partir de sus vivencias con el resto de personajes y con el proceso en sí, es como vamos descubriendo su existencia.

Pero hay un carácter que me gustaría remarcar dentro de esa construcción del personaje a raíz de todo aquello que vive, y es su actitud. Se abandona a los hechos que le sobrevienen, al mismo tiempo que son provocados por él. Ese abandono, guarda relación con el Bartleby, personaje del relato Bartleby, el escribiente de Herman Melville, o Vladimir y Estragon de la obra teatral de Samuel Beckett Esperando a Godot; y por el contrario, con Jacques ‘El Fatalista’ personaje de la obra con el mismo nombre de Dennis Diderot. Ya que este último vive bajo un carácter tremendamente determinista. Su frase: Todo está escrito allá arriba*[4], refleja claramente ese cariz.

Este determinismo lo encuentro absolutamente unido al carácter existencialista que vengo explicando. Tanto Josef K como Bartleby, o como Jacques, son esclavos de las elecciones que al parecer se dan a su alrededor, en las que poca presencia tienen sus decisiones. Pero en el fondo no es así, ya que acaban eligiendo un camino durante la trama, incluso, parafraseando a Sartre, no elegir es una elección.

Pero hay una distinción considerable entre los tres primeros y el tercero. Jacques por su carácter determinista delega en una entidad superior el desenlace de las acciones que vive, como una secuencia de causas y efectos que se suceden ante él y con él. Todo está escrito, la existencia viene dada. De alguna manera, la esencia precede a la existencia. En cambio, Bartleby, Vladimir y Estragon guardan con Josef K una estrecha similitud.

Los tres personajes son esclavos de su existencia, y es este punto en el que quería hacer hincapié.

 


*[1] Definición extraída del diccionario de la Real Academia de Lengua Española.

*[2] ‘El Ser y la Nada’; Jean-Paul Sartre.

*[3] Dasein es un término que en alemán combina las palabras «ser» (sein) y «ahí» (da), significando «existencia. Es usado por Martin Heidegger para indicar el modo de existir propio del ser humano. El sentido literal de la palabra «Da-sein» es ‘ser ahí’. Que puede entenderse por ‘el estar haciendo algo ahí’. (www.wikipedia.es)

*[4] Jacques, ‘El Fatalista’, Dennos Diderot; pág. 17.

 

6 comentarios leave one →
  1. Lope de Sosa permalink
    diciembre 6, 2010 11:18 am

    Un buen comentario y análisis del existencialismo partiendo del «Proceso» de Kafka. De alguna foma me has aclarado algunos aspectos de este movimiento que aún así sigue siendo para mí algo confuso y hasta contradictorio. Por ejemplo, creo que se trata de una filosofía fuertemente individualista cuyo sujeto es el «hombre libre». Por todo lo que dices en el comentario parecería que el ideario político adecuado para un partidario del existencialismo debería ser el anarquismo. Sin embargo es notorio que los tres representantes franceses mas famosos de este movimiento, Jean Paul Sartre, Albert Camus y Simone de Beauvoir fueron marxistas declarados e incluso militaron en algún momento de su vida en el partido comunista. Me parece que marxismo y comunismo son ideologías fuertemente socializantes en las que el individuo se tiene que someter a los dictados de la comunidad.
    En fin, mi formación filosófica no es muy buena, quizás se me escapa algo importante que desconozco.

  2. Lope de Sosa permalink
    diciembre 6, 2010 11:25 am

    Por cierto, te cuento una anécdota sobre Kafka. Ya sabes que era checo y vivió durante algún tiempo en el Castillo de Praga. Pues bién, cuando visité esa ciudad me empeñé en adquirir un ejemplar de «La metamorfosis» en checo para llevarlo de recuerdo ( ni p.. idea de checo). Pues recorrí todas las librerías del centro histórico sin encontrarlo. Es como si aquí no econtraramos un ejemplar del Quijote.
    Al final me aclararon la cuestión. Resulta que escribió casi toda su obra en alemán y eso parece que no se lo perdonan sus compatriotas. Mantienen con Kafka una relación de amor-odio, se sienten orgullosos de su nacionalidad pero repudian su escritura alemana.

    • diciembre 6, 2010 1:03 pm

      Recuerdo esta anécdota de cuando analicé la obra. Pero incluso Kafka cuando se encontraba en su lecho de muerte quiso quemar todos sus libros, ni él se sentía de acuerdo con lo escrito. Es esa nostalgia insaciable hacia lo excelente lo que lleva a Kafka a desprestigiar su propia obra e incluso su vida.

      Fue su colega Max Brod quien decidió tomar la iniciativa de publicar sus escritos, porque ni la familia se quería hacer cargo. Cito a este interesado: «Todo lo que publicó se lo tuve que arrebatar con astucia, persuasión y violencia».

      Parece que estos escritores de aires muy personales poseen la innata capacidad de no caer en gracia de sus más allegados.

      Saludos y gracias por los comentarios!

  3. diciembre 7, 2010 7:12 am

    El existencialismo es la puerta hacia el fin de la metafísica Occidental. Al responder la cuestión sobre el Ser desde el ser-en-el mundo, la existencia, podemos acabar con siglos de discusión.
    No veo que sea individualista Lope, sino más bien lo contrario… si estamos (plural) en el mundo y el Ser esta en eso, debemos hacer que todos podamos disfrutar de la libertad.

    Heidegger nos mostró el camino hacia el fin de la metafísica… ya va siendo hora de culminarlo. (En breves semanas se desarrollará esto más exaustivamente)

    • Lope de Sosa permalink
      diciembre 7, 2010 4:06 pm

      Visto así parece que tienes razón. Eso es lo buen de la filosofía que se presta a múltiples matices y a interpretaciones diversas. De cualquier foma, vosotros como estudiantes y estudiosos de la metafísica me llevais mucha ventaja en esta materia. Temo no estar a vuestra altura en cualquier polémica fisosófica, por eso me conformo con manifestar dudas e intentar inducir al debate, así aprendemos todos.
      Saludos

  4. valentina permalink
    May 17, 2013 10:00 pm

    por casualidad sabran las caracteristicas de josef K … la edad, sus careacteristicas fisicas, su estilo de vestir, comportamiento y forma de hablar , miembros de su familia y amistades, intereses y hambitos les agradeceria mucho ^^

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