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Remake?

febrero 11, 2011

Mi mejor enemigo

Remake es un término que en cine se suele utilizar para referirse a una película rehecha, como el nombre indica, una segunda revisión  a una afamada obra del séptimo arte. Actualmente los cines se están llenando de remakes y segundas partes de obras consolidadas, especialmente clamorosa es la costumbre americana de trasladar una producción europea y financiar un remake de la obra, ejemplos como vanila sky, la cena de los idiotas, déjame entrar, o el remake fallido de celda 211, sobrecargan de gemelos malvados las salas de cine del mundo. Otra variante del remake es la revisión de clásicos, este último conlleva más distanciamiento con el original en tiempo y perspectiva, actualizando la obra a los tiempos en que se estrena.

No es ninguna novedad la utilización de material no original para la gesta de largometrajes. Las salas de cine se llenan de adaptaciones, spin offs, segundas partes paridas con cesaria y remakes. Estos últimos suelen estar acompañados con la eterna duda; ¿Era necesario hacer un remake? En el caso de respuesta afirmativa a la pregunta anterior siempre se suele caer en la comparación con el original, ¿Supera al original? ¿Aporta una visión nueva? Estas y otras preguntas asaltarán al lector, durante este articulo, cual cuatrero amenaza una manada de reses en el páramo.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

El pasado viernes se estreno en nuestras salas la ultima película de los Hermanos cohen, Valor de Ley (True Grit). Remake de la obra original de 1969, interpretado por el evangelista del western John Wayne y dirigida por Henry Hathaway. La película original le valió el oscar a Wayne al mejor actor. El film tiene un argumento simple, una joven chica contrata a un viejo Marshall para que de caza a Tom Chaney, el hombre que mató a su padre y lo presente ante un juez para que responda ante dios y la ley de sus crímenes. Este guión es una adaptación de la novela de Charles Portis. Hechas las presentaciones, he de decir que el remake que el film que hoy nos ocupa, pese a llevar el denostado epíteto de Remake, supone un soplo de creatividad tal, que  habría que considerar su pertenencia, no solo a este grupo sino al género del Western como tal. En Valor de Ley los Cohen hacen un ejercicio de estilo propio asombroso, sin variar un ápice el argumento, lo transforman visual y ambientalmente hasta hacernos dudar si estamos ante una película rehecha o una original. Su marcado sello, en esta producción sin cinismo, borda al filme de un mundo totalmente siniestro y brutal, con mucho polvo-arena (grit en inglés) haciendo honor al titulo, todo ello macerado con dosis de comedia. La interpretación de Jeff Bridges culmina una obra redonda en matices y colores con un final impresionante y un epilogo sensacional. He de decir que el secreto de este film no esta en sus palabras, esta en sus imágenes, es un mensaje reeditado con una caligrafía propia de los hermanos, que rebuscan en su propio cajón de influencias confiriendo a su obra de matices propios de grandes del cine como La noche del cazador. Si bien a un remake no se le pide originalidad, este último transpira destellos de innovación sobre un género que ha pasado por momentos de gloria, muerte y actualmente resurrección, como el Western. En definitiva, estamos ante una película totalmente recomendable, y a mi gusto, mejor que la original, un “enfant terrible” que es capaz de levantarle la voz a su padre.

Por otro lado hay películas que sin ser Remakes, desprenden un olor familiar, conocido, poseedoras de un hálito con reverberaciones a ajo. Estas producciones hacen un sofrito de ideas que toman prestado de aquí y de allá, para generar obras originales a priori, pero plagadas de costuras al mas puro estilo creador del doctor Frankenstein.

The Fighter es un ejemplo de este caso. La película narra una historia real de ascenso y superación de dos hermanos boxeadores en la década de los ochenta. El mayor sigue un camino parecido al del Poly Díaz, un afamado púgil que cae en las drogas y en la delincuencia, a la vez que trata de aupar la prometedora carrera de su hermano en el mundo de los rings y las toallas. La historia tiene esa esencia del sueño americano, bien descrita en la canción de Tony Bennett: Rag to Riches. Al margen, toma elementos propios y clichés de las películas de boxeo, sin llegar a tocar el cielo, como  El Luchador de Darren Aronofski o Toro Salvaje de Scorsese, baila con los conceptos manidos de cintas como Rocky tomando prestadas muchas ideas de esta ultima. No se puede tildar de mala a esta producción pero es un compendio de cosas ya vistas que no sorprende ni estética ni argumentalmente. Los meritos de este film se los debemos en gran parte a la asombrosa actuación de Christian Bale, que recordaran por el caballero oscuro, ejecutando de forma sensacional  el personaje más rico de toda su carrera. Una pena que el film no enfatice más en este papel, al darle el co-protagonismo a su hermano en la ficción Mark Wahlberg.

En ocasiones las películas nos demuestran que puede haber remakes muy originales e historias reales muy comunes. Se puede sostener que en el cine ya está todo inventado (si, incluso el 3D se plagia a si mismo,) pero puede sorprendernos de tal forma y con tantos matices cromáticos, como ojos hay en la tierra compuestos de variaciones infinitas de conos y bastones.

 

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